
El Algoritmo ha muerto, y nadie te lo dijo
“Al principio, todo era más sencillo. Bastaba con ser el primero en aparecer. Después vino la carrera por el click. Hoy, si no eres capaz de generar influencia, si no aportas valor real… ni siquiera entras en el juego.
Recuerdo perfectamente una conversación que tuve en 2014 con un pequeño empresario de Lanzarote. Habíamos terminado de optimizar su web y él me miró, entre aliviado y escéptico, y me dijo: “Entonces… ¿esto de Google es como ponerle un anuncio al universo?”... Me reí, claro. Pero esa frase se me quedó grabada, porque en aquel momento describía con bastante exactitud cómo veíamos el posicionamiento: una especie de magia, de suerte y de habilidad técnica donde bastaba con entender las reglas del buscador para destacar.
Pero esa época ya pasó. Y el universo cambió.
De la obsesión por el SEO a la realidad de la IA
Durante años, las estrategias de marketing digital giraron en torno al algoritmo: entenderlo, complacerlo, intentar “seducirlo” con palabras clave, tiempos de carga, backlinks y estructuras. Era una mezcla entre ciencia y alquimia. Y lo digo con respeto, porque yo mismo he construido carreras enteras (y ayudado a construir negocios exitosos) siguiendo esas reglas.
Sin embargo, lo que estamos viviendo ahora no es una actualización más. Es un cambio de paradigma. Google ya no es un buscador. Al menos, no en su función más profunda. Con la integración de Gemini, su nuevo modelo de inteligencia artificial generativa, Google ya no “busca”: responde. Y esa diferencia es abismal. Y no está solo. Tenemos a ChatGPT, que ha pasado de ser una curiosidad tecnológica a convertirse en el cerebro invisible detrás de miles de procesos empresariales, redactores, asesores, creativos y, sí, también expertos en marketing. Claude, que ofrece un enfoque casi humano en la conversación, usado por equipos que buscan empatía y contexto. Copilot, que automatiza desde informes hasta correos con una precisión sorprendente. Y nuevas joyas como Perplexity, que ya responde de forma estructurada con fuentes reales, quitándole terreno al tradicional "busco y elijo".
“Lo más curioso de todo esto es que seguimos actuando como si aún le habláramos a un robot de hace diez años. Pero las nuevas IAs no solo te escuchan: te estudian. Te evalúan. Te comprenden. Y te seleccionan.”
Anécdotas del cambio: de consultores a creadores de confianza
Hace no tanto —2020, en plena pandemia— trabajábamos con una empresa de servicios financieros que quería captar clientes online. Su equipo venía de décadas haciendo bien las cosas, pero en el mundo físico. Su web era testimonial, sus redes sociales estaban abandonadas y su única estrategia era el “boca a boca”. Les propusimos una estrategia basada en contenido útil: vídeos explicativos, artículos claros, casos reales. Lo aceptaron, aunque con dudas. “¿Quién va a leer esto?”, nos preguntaban.
Tres meses después, su vídeo más simple —un tutorial de cómo preparar una reclamación bancaria— había superado las 30.000 visualizaciones en LinkedIn. Y lo mejor: la gente confiaba en ellos antes de hablar con ellos. Ese es el poder de la nueva era. La IA no te elige porque repitas una palabra clave. Te elige porque has construido una autoridad real y comprobable.
“He aprendido que no basta con ser visible. Hoy tienes que ser creíble. No te mide un buscador: te evalúa una inteligencia. Y esa inteligencia está entrenada para detectar quién eres en realidad.”
Ya no competimos por clics, competimos por confianza
Este es uno de los grandes malentendidos del marketing actual. Seguimos obsesionados con los clics, las visitas, las impresiones… cuando lo que de verdad importa es la influencia que generas.
Y aquí va una verdad incómoda: el tráfico ya no es lo que era. Porque los usuarios ya no navegan: esperan respuestas. Y quien las da, gana.
La IA no busca “el mejor título” ni “el artículo más largo”. Busca la mejor respuesta. La más clara, útil, completa y coherente con una identidad de marca. Y para lograr eso, no basta con campañas. Necesitamos construir marcas que hablen, resuenen, respondan, empaticen y se mantengan coherentes en todos sus canales. Desde la web hasta los comentarios en redes. “Hoy no puedes simplemente parecer profesional. Tienes que demostrarlo en cada publicación, en cada respuesta automática, en cada interacción. Porque ahora no solo te lee el usuario: te está leyendo también la inteligencia artificial que lo asesora.”
La nostalgia del SEO… y el regreso del Inbound
Yo también lo viví. Durante años, mi día a día era auditar webs, mejorar encabezados, reorganizar estructuras, corregir metadatos. Era casi un deporte técnico. Y sí, tenía su encanto. Pero el verdadero marketing no vive en el código. Vive en el contenido. En el mensaje. En la coherencia. En el propósito.
Y por eso, algo que muchos dejaron de lado —el Inbound Marketing— vuelve con más fuerza que nunca. Porque hoy gana quien sabe atraer con valor. Quien enseña. Quien construye comunidad. Quien responde preguntas antes de que las hagan. Y no, no es el fin del SEO. Es el fin del SEO sin alma.
¿Y ahora qué hacemos?
Nos toca entrenar a las IAs para que sepan quiénes somos.
Nos toca construir autoridad con contenido real.
Nos toca cuidar cada canal, cada respuesta, cada publicación.
Y sobre todo, nos toca asumir que esta revolución no es pasajera. No es una ola más. Es una nueva marea que ha venido para quedarse.
“Esta carrera nunca fue por impresiones. Fue por impacto. Y ahora, por fin, lo entendemos.”